Del 11 al 16 de noviembre, el municipio de Riosucio, Caldas, es el epicentro del cine independiente en Colombia con la celebración de su Festival Internacional de Cine. Bajo la dirección de Manuel Vélez Arboleda, egresado del programa de Artes Plásticas de la Universidad de Caldas, el festival invita a la comunidad a disfrutar de seis días dedicados a la animación, el documental, la ficción y el cine experimental, reuniendo una selección de cortometrajes y largometrajes nacionales e internacionales.
Este evento cultural promueve las artes audiovisuales de la región cafetera y de Caldas, creando un espacio para cineastas emergentes que enfrentan la falta de plataformas en el departamento. Vélez, quien tuvo su primera experiencia con el cine dirigiendo el Cine Club de Bellas Artes en la Universidad de Caldas, explica su motivación detrás del proyecto: «Mi propósito desde la primera edición fue brindar una pantalla a los realizadores de la región, ya que los espacios para el cine independiente en Manizales y Caldas han sido limitados. Esta es una apuesta para que nuevas voces audiovisuales se encuentren y se conecten con el público.»
La edición de este año no solo amplía su oferta, con la inclusión de mediometrajes sobre Armero y El Peñol, sino que también introduce una franja retrospectiva de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, impulsando el interés de los asistentes en oportunidades de formación en cine. Adicionalmente, el festival fortalece su compromiso con la comunidad indígena de San Lorenzo a través de «Tejiendo Voces», un proyecto que llevará algunos films a este territorio ancestral, profundizando en el vínculo entre cine y comunidad.
Juan Simón López, un asistente y seguidor del festival, resaltó el impacto de este evento joven en la región: «Es un festival con mucho potencial, sobre todo por su trabajo con la comunidad y su enfoque inclusivo.»
La invitación de Vélez es clara: «Este año, quienes asistan al festival podrán disfrutar de muchas historias y apoyar a los nuevos realizadores. Gestionar cultura no es fácil, pero esta apuesta por el cine en el Alto Occidente colombiano merece mantenerse viva.»
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