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Febrero 1 de 2014. Indigenas del resguardo La Puria retornaron a su territorio después de haber sido desplazados por la violencia. La Puria / Carmen de Atrato / Choco / Colombia.  Reconciliación / Editorial Semana / Foto: Federico Rios

Verde Tierra Calcinada, memorias del conflicto y el perdón

Fotos por: Federico Ríos.
Texto por: Valentina Santos.

«Los libros cuando pertenecen más al lado de la literatura que a la opinión pública responden a motivaciones muy íntimas. ¿Qué me mueve a mí a ser escritor, a hacerme preguntas por escrito, qué me mueve como sujeto político para seguir cuestionándome mi lugar en el mundo?, son preguntas como artista que yo me planteo, esas motivaciones son las que me empujan a escribir libros, más allá de hacer los cubrimientos periodísticos».

Foto de perfil de la revista Vice en Español

Juan Miguel Álvarez, nació en Bogotá y desde niño lo llevaron a Cali, en donde vivió hasta que terminó el colegio, luego volvió a Bogotá y allí empezó su carrera de Comunicación Social y Periodismo. Desde que estaba en la universidad siempre supo que no aspiraba a escribir solo en revistas y periódicos, tenía claro que era una persona que quería escribir libros y expresarse por medio de estos.

Álvarez es periodista y cronista, trabaja como periodista independiente, hace encargos para diferentes revistas como Semana, Vice en Español y es el actual editor de Baudó (revista independiente). Un amante de contar historias, que en 2013 publicó Balas por encargo; en 2007 ganó el Premio Simón Bolívar por la crónica Paulina busca a su hija, es el autor del libro Verde Tierra Calcinada, compuesto por las fotografías de Federico Ríos. Este libro narra una parte de la historia del conflicto en Colombia, el cual en 2009 dejó a Álvarez como uno de los finalistas del Premio Biblioteca Narrativa Colombiana.

Una crónica de viaje tras historias de conflicto

La primera idea de Verde Tierra Calcinada la concibió cuando lo llamaron de Revista Semana para que cubriera unas historias de conflicto armado en regiones apartadas del país, desde ese instante, Juan Miguel supo que tenía que hacer un libro. «Cuando surgió esta idea, no sabía cómo se llamaría o de qué sería, sabía que sería una crónica de viaje», expresa.

Febrero 1 de 2014. Indigenas del resguardo La Puria retornaron a su territorio después de haber sido desplazados por la violencia. La Puria / Carmen de Atrato / Choco / Colombia. Reconciliación / Editorial Semana / Foto: Federico Ríos.
Juan Miguel se encontraba entrevistando a unas cultivadoras de abejas en el Cañón de las Hermosas. Foto: Federico Ríos.

Con las ganas de contar una historia para su libro, cada vez que iba a un sitio que debía cubrir para la revista, él se esforzaba por hacer más trabajo de lo que debía para el encargo, hacía más entrevistas, conocía mejor el sitio, pasaba mayor tiempo en los lugares y le preguntaba a las personas cosas distintas.

Estos viajes duraron aproximadamente cinco meses, pero el libro demoró tres años entre  la escritura inicial y edición final y se publicó en septiembre del 2018. Las historias narradas fueron de las zonas de El Alto Atrato, una región del chocó; la región del sur del Tolima; la cordillera central, a la altura del Valle del Cauca; Nariño, la costa pacífica nariñense; Amazonía; Catatumbo; y Génova, Quindío. En algunas de estas zonas, actualmente no se puede entrar fácilmente, ya que es muy peligroso.

A su izquierda, Gilmer Genaro García, un líder afro de la comunidad de La Balsa, en la región del río Alto Mira, frontera entre Colombia y Ecuador, contaba sobre el manual de convivencia de esta comunidad. Genaro, al año y medio de la entrevista, fue asesinado por las FARC. Foto: Federico Ríos.

Verde Tierra Calcinada se compone de historias en las que el autor reconstruye los hechos de la guerra que ocurrieron y les cuenta a las personas qué están esperando esas comunidades y qué país debería ser el siguiente, qué mundo debería ser para ellos el que viene; pero, por otra parte, es una larga crónica de viaje con varias estaciones, varias paradas, en donde el lector tiene la oportunidad de descubrir lugares de Colombia y notar el viaje.

«El lector se monta conmigo en el Jeep, se monta conmigo en el avión, en el camión, en la canoa y yo le voy contando el territorio».

A su derecha, Jairo, líder de una marcha de la comunidad afro de Nariño, la cual ese día estaba protestando por la radicación de unos cultivos sin el debido cuidado ambiental. Foto: Federico Ríos.

Tener un contacto con las víctimas y generar confianza para que cuenten sus historias a veces es una situación compleja, pues muchos sienten temor a recordarlo, les duele. Juan Miguel recalca que aunque al principio estas personas sienten dolor de contar las cosas y revivirlas, después empiezan a sentir algo de alivio, porque empiezan a desahogarse, a contar y se van aquietando.

Esta es la historia de un hombre, padre de cuatro hijos, de los cuales tres los asesinó los actores armados. Esto ocurre en El Catatumbo, en una vereda llamada Campo Dos. Sin embargo la historia no sale en el libro. Foto: Federico Ríos

«Una de las cosas importantes es que la gente sepa que uno como reportero tiene un interés legítimo por la vida de esa persona, más allá de la historia, de comprender qué pasó en ese momento de su vida, es comprender su vida, las decisiones que ha tomado a lo largo del tiempo, cuando una persona siente ese interés se genera confianza».

Amilbia, es mujer habitante de Llano Verde un barrio de Cali, quien fue desplazada de la guerra en el Norte del Cauca. Reconciliación / Editorial Semana / Foto: Federico Ríos

Verde Tierra Calcinada se presentó en la Fiesta del libro de Medellín en la Feria del libro de  Barranquilla, de Pereira y Bogotá,  en el Festival Oiga, Mire, Lea, de Cali, y este año estuvo en la Feria del libro de Manizales.

Tras estas historias de conflicto armado, de reconciliación, de perdón, pero también de mucho dolor y agobio, Juan Miguel, con posconflicto en Colombia, pudo evidenciar que las personas tienen muchas ganas vivir en paz, no quieren más guerra; por más que los políticos se empecinen por promover los ataques militares de la fuerza pública sobre las comunidades, y las guerrillas o los grupos armados ilegales se empeñen en cometer acciones armadas, la gente está agotada.

Para Juan Miguel, la única forma de pacificación en el país es llevando Estado a todos esos lugares tan apartados, a las zonas más recónditas, haciendo presencia  con instituciones, llevando personas más que edificaciones, personas que se preocupen por ellos.

Febrero 1 de 2014. Indigenas del resguardo Embera Katío de La Puria retornaron a su territorio después de haber sido desplazados por la violencia. La Puria / Carmen de Atrato / Choco / Colombia. Foto: Federico Rios

«Fui mejor reportero cuando terminé todos estos viajes, que antes de haberlos emprendido y soy mejor reportero y escritor luego de haber terminado el libro, que antes de haberlo escrito».

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