Texto por: Rafael Santander
Fotos por: Juan David Rivera y Andres C. Valencia
El espacio del Museo de Arte de Caldas, desde este 7 de enero y hasta finales del mes de febrero, estará exhibiendo el conjunto de obras enmarcadas dentro de ARMA — Feria de las artes, que en el 2024 ya realiza su tercera versión. Pese a la numerosa cantidad de artistas invitados, se siente como un panorama pequeño de la escena del arte alternativo de la ciudad.
«Confronta la segregación, la indiferencia y la exclusión presentes en las sombras de nuestra sociedad. La Feria se convierte en un campo de batalla creativo donde artistas armados con paletas y conceptos innovadores desafían y modifican patrones establecidos, proclamando que el arte es el motor que impulsa la transformación social»
«No queremos exhibir las propuestas más experimentales ni las más abstractas. Aprovechando la Feria quisimos exponer un arte más directo. Estamos recibiendo muchos jóvenes en este espacio y eso es muy valioso. Queríamos abrir el museo de arte para que pudiera entrar cualquiera: niños adultos mayores, perros y hasta gatos si se dejan traer». Con estas palabras Luisa Fernanda López, directora y curadora de la muestra, expone su visión de ARMA como un espacio inclusivo en el que son bienvenidas todas las personas, sean locales o visitantes, para vivir de otra manera la Feria de Manizales, una más allá de la convencional que se extiende hasta generar la posibilidad de un encuentro y, quizás incluso, confrontación con las diversas propuestas artísticas presentadas.
La inclusión por la que aboga el parche Biocultural, que es el colectivo a cargo de ARMA, no se restringe únicamente a sus visitantes. También las obras expuestas, según palabras de la curadora, le abren espacios a artistas que no integran los circuitos de exhibición más convencionales y, además, integra artistas con trayectorias, técnicas y experiencias muy diversas.
El texto que enmarca la exhibición habla de esa ARMA —o solo arma— como un instrumento que «confronta la segregación, la indiferencia y la exclusión presentes en las sombras de nuestra sociedad. La Feria se convierte en un campo de batalla creativo donde artistas armados con paletas y conceptos innovadores desafían y modifican patrones establecidos, proclamando que el arte es el motor que impulsa la transformación social». El subrayado es mío y destaca un incómodo sobre tono bélico. Aunque más adelante el texto se refiere al arma como herramienta creativa del artista y como herramienta de cambio social de los visitantes, vale la pena hacer explícita esta connotación que puede resultar problemática.
«Arma» también es un verbo conjugado en presente del singular: indicativo en tercera persona e imperativo en segunda de «armar». Exclamar «¡arma!» bien podría ser una invitación a construir sin la necesidad de connotar el enfrentamiento violento, así como también es una descripción de lo que hacen los individuos «ella arma…» o «él arma…» y que reflejan muy bien la propuesta de transformación social que el texto con el que abre la exposición hace referencia. Aunque, claro, esa punzada irreverente también atraerá su público.
El grupo de artistas, según esta invitación pintaron murales y expusieron sus obras entre las que destaca la obra Memoria velada, especialmente la serie Habitar con lo disponible, por la expresividad de sus colores y el giro insólito que una técnica sencilla como el trabajo con fotografía en negativo que permite desnaturalizar lo cotidiano; también el despliegue técnico y la serenidad que inspira Acid experiment y, por último, Somos el arco somos la flecha, que a mi modo de ver, aparte de controversial, posee una serie de capas de sentidos que hacen un deleite de su lectura.
En ARMA, el museo como espacio de diálogo y de encuentro entre artista y sociedad, cumple con creces su labor. La noble tarea de integrar las artes plásticas a la Feria, por sí sola, es significativa; pero además, y aclarando previamente que la muestra tiene gran oportunidad de crecimiento, hablamos de una exhibición como esta, tan acogedora y bien recibida, tan liberada de prejuicios, tan valerosa y despreocupada por la incomodidad que en algunos pueda generar, lo mínimo que se debe hacer es aplaudirla.
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