‘Hola, somos Elogio’ una voz joven para la agenda local (1)

‘Hola, somos Elogio’ una voz joven para la agenda local

Texto por: Andrés Felipe Rivera Motato

Fotos cortesía de Somos Elogio

En una esquina del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona, entre el humo aire de dos cigarrillos y el eco de las voces que transitan por las salas, Juan José Aguirre y Santiago Aranzazu conversan con la mirada de quienes sueñan en voz alta. Están aquí para hablar de «Elogio«, un colectivo cultural de Manizales que nació como un espacio para el servicio de la comunidad. “Esto es para servirle a la gente”, dice Juan Jose. “Elogio no tiene egos. Aquí no es Santiago, ni Juan José, ni Salomé. Aquí Somos Elogio”.

Nacido de la intuición colectiva y la necesidad de contar, Elogio es el resultado de encuentros y decisiones. Surgió tras una entrevista con el artista NHardem, gestionada por Juan José para la revista argentina Lúcuma. “Grabamos, publicamos y dijimos: esto puede ir más allá”. Así se empezó a formar un grupo de amigos y amigas con habilidades diversas y una misma inquietud: hacer visible parte de lo  que ocurre en la ciudad, desde su cultura y su gente.

Elogio comenzó como un brazo de EZR, un proyecto de videoclips y marketing digital. Pero pronto se volvió una entidad propia. “Decidimos fundar algo nuevo desde cero”, cuenta Santiago. La primera entrevista en formato video podcast fue el punto de partida. Luego vendría una agenda semanal de eventos, entrevistas a artistas locales y presencia en festivales como Cordillera o Grita Fest, a los que asistieron por iniciativa propia, pagando sus entradas.

“Cuando uno tiene seis pollitos revoloteando a veces sin hacer caso, se vuelve una logística compleja”, dice Santiago con humor. Elogio no tiene jerarquías, pero sí una organización flexible que se ajusta a las manos disponibles. Cada publicación se piensa y se cuida. Hacen tres por semana, más los trabajos freelance que permiten sostener al colectivo económicamente. “No pautamos porque perderíamos libertad creativa”, afirman.

El equipo está conformado por Juan José Aguirre, Santiago Aranzazu, Salomé Peláez, Victoria Gutiérrez, Martín Jaramillo, Juan Pablo Vallejo, Manuela Giraldo y David Molina. En total, ocho personas con talentos complementarios: pasan por la escritura, la gestión de redes, la fotografía, el diseño y la edición de video. “Admiro a mis amigos”, dice Santiago. “A Juanjo por cómo escribe, a David por sus fotos, a Salomé por su dirección de arte… Trabajar con ellos es un aprendizaje constante”.

El nombre del colectivo tiene raíces. Juan José, antropólogo de formación, lo propuso como referencia al «Elogio a la locura» de Erasmo de Rotterdam, pero también como homenaje a su abuela Beatriz, dama gris de la Cruz Roja, quien le enseñó el valor del servicio. “Ella le puso el sentido a todo esto”, dice Santiago. El elogio no es sólo al arte o a la ciudad, sino a la vocación de conectar y compartir.

La agenda de Elogio,  recoge semana a semana eventos de Manizales, . “¿Qué hay para hacer en Manizales?”, preguntan en sus videos, y el público responde. Muchos ya los reconocen. Les escriben para que difundan ferias, conciertos, encuentros de colectivos. Y ellos responden. “Queremos ser ese parcero al que le puedes escribir sin miedo”, dice Juan José.

No todo es fácil. Coordinar grabaciones, editar clips, cumplir con los plazos. Las discusiones aparecen. “Salomé es muy juiciosa con los tiempos. Si el video no está a las 11:30 y se publica al mediodía, hay problema”. Pero lo asumen como parte de un ejercicio de confianza. “El objetivo principal es seguir siendo amigos”, coinciden. “Porque sin eso, el proyecto pierde el alma”.

No tienen oficina ni fondo fijo, pero han logrado crear un espacio simbólico en la ciudad donde se  sienten parte de un ecosistema cultural que crece. Admiran a artistas como Besana, Venena o colectivos como EGlobal. Se juntan con otros, hacen alianzas para fiestas, ferias o contenidos. Y  sin importar la magnitud del evento, vuelven a su premisa: servir, comunicar, inspirar.

Saben que su público es joven, incluso a veces menor que ellos. Eso los reta a hablar con un lenguaje directo, cercano, horizontal. Casi todos sus videos empiezan con un «Hola, somos Elogio». Es una forma de tender la mano. De decir: aquí estamos, esto también es para ti.

Celebraron sus 1000 seguidores en redes sociales. No sabían cuánta gente iba a llegar. Se imaginaban cinco amigos. Pero la fila en la entrada de Silmaril era de una cuadra. “Ese día entendí que sí estamos haciendo algo”, recuerda Juan José.

Hoy, siguen apostando por crecer. Se sueñan con nuevas acreditaciones, mejores equipos, proyectos más ambiciosos. Pero sobre todo, se sueñan siendo los mismos. Un grupo de amigos que se respeta, se cuida y se admira. Porque en el fondo,  Elogio es una manera de mirar la ciudad y como toda buena mirada, está cargada de afecto, de preguntas, de comunidad. De ese elogio constante a lo que vale la pena ser visto.

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