Sobrevivir por Amor  (1)

Sobrevivir por Amor 

Texto y Fotos por: Juan José Peñaranda

La supervivencia es un acto de amor. Sin ese argumento, vivir sería simplemente existir, una monotonía desprovista de sentido. Pero el amor lo cambia todo. Es lo que guía nuestros pasos, lo que nos impulsa a levantarnos después de cada caída y es el hilo conductor de «Sobrevivir por Amor». 

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En este proyecto, cada fotografía revela algo más profundo que la vida nocturna de Manizales. Son retratos de personas que sobreviven, impulsadas por lo que aman: el arte, sus seres queridos, sus sueños y su propia identidad. Estas imágenes no son solo capturas de un momento; son testimonios de cómo el amor moldea nuestras acciones, decisiones y resistencias cotidianas.

Las fotografías se desarrollan en el sector del Cable, uno de los puntos más transitados de la ciudad los viernes por la noche. Este espacio se transforma en un escenario de expresión artística y cultural. Aquí, todas las personas son bienvenidas, sin importar su origen, historia o lucha. 

El Cable se convierte en un refugio de creatividad, donde el arte florece y donde los habitantes encuentran una forma de conectar entre sí y con su entorno. Transformando el espacio público en un escenario de resistencia y expresión.

El amor toma muchas formas, y en estas fotografías lo veo reflejado en los gestos, la ropa, los accesorios, las miradas, y en la manera en que enfrentan la cámara. 

Manizales, en la quietud de su noche, cobra vida de maneras que solo quienes se detienen a mirar pueden entender. Y es en esos momentos en que lo esencial se revela: la necesidad de amar y ser amados. 

En mi vida, el amor de mi madre ha sido mi mayor ancla. Ella, sin importar los sacrificios, siempre ha estado allí para mí, llenando vacíos no solo materiales, sino emocionales. Su apoyo incondicional me ha permitido ser quien soy. Las palabras de la canción «Mama’s Boy» de Eladio Carrión reflejan ese agradecimiento:

“No mido mi éxito por fama, sino por valores
Por eso estoy con los buenos, no con los mejores
Lo que no tuviste, quisiste que yo lo tenga
Si algo faltaba, lo llenabas con ganas y amor

Tú fuiste la mejor guía en esta selva
Aquel cachorro ayer, hoy es un hombre que tiene honor”.

Al igual que mi madre, las personas que capturo en este proyecto sobreviven porque tienen algo que aman profundamente, algo que los empuja a resistir. Sus luchas y sus pasiones son las que les permiten mantenerse firmes en un mundo que a menudo se siente caótico. Ellos, como todos nosotros, sobreviven por amor: al arte, a su familia, a sus mascotas, a la vida.

En lo personal, el amor de mi madre fue el que me mantuvo en pie, el que me permitió seguir adelante en tiempos en los que el peso de la vida parecía demasiado para llevarlo solo. 

Durante mi infancia, hubo momentos que me marcaron profundamente, que hasta el día de hoy no puedo olvidar. El abandono de mi padre es algo que aún no logro entender. Crecer sin él, y enfrentar la falta de recursos básicos, como ropa, comida, o la posibilidad de estudiar, fueron situaciones que me formaron, que forjaron mi carácter, pero también me dejaron heridas que no se las desearía a nadie.

Recuerdo una conversación con mi mamá, muchos años después de haber superado aquellos tiempos. Estábamos hablando de lo difícil que fue para nosotros como familia de tres: mi madre, mi hermano y yo. Era una carga pesada que llevábamos juntos, pero a menudo sentíamos que estábamos completamente solos. Fue entonces cuando mi madre, con lágrimas en los ojos, me confesó algo que nunca había compartido antes.

«Yo pensé en matarnos», me dijo con voz quebrada. «No quería que pasáramos más necesidades, no quería verlos sufrir más. No quería que mendigáramos».

Sus palabras cayeron sobre mí como un golpe. En ese momento, comprendí la magnitud del dolor que ella había soportado, y al mismo tiempo, la increíble fuerza que la había llevado a seguir adelante. La abracé mientras lloraba, recordando aquellos tiempos en los que la vida nos había puesto contra las cuerdas. No la juzgué, no podía hacerlo. Sabía de dónde venían esas palabras, de una madre que solo quería proteger a sus hijos de un mundo que parecía implacable.

Aunque mi memoria suele fallar en muchas cosas, de esa época recuerdo con claridad. Creo que esos momentos están tan profundamente grabados en mí porque me marcaron fuertemente como pocas cosas lo hacen. Hoy, al mirar hacia atrás, comprendo algo fundamental: he sobrevivido por amor. El amor de mi madre fue lo que me sostuvo, lo que me dio la fuerza para seguir adelante cuando todo lo demás parecía perdido.

En esas noches que capturo con mi cámara, veo reflejado el mismo amor en los rostros de las personas que transitan El Cable. Veo cómo el amor por lo que hacen, por las personas a su alrededor o por ellos mismos, los impulsa a resistir, a seguir viviendo. Y me doy cuenta de que, en el fondo, todos estamos sobreviviendo por amor, en sus diferentes formas y expresiones.

«Sobrevivir por Amor» es una invitación a detenernos, a mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que todos estamos luchando por lo mismo: por encontrar aquello que nos da sentido, por amar y ser amados, por sobrevivir en un mundo que a veces parece indiferente.

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