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AB Fnx y MYNM: crecer sin pedir permiso

Texto por Andrés Felipe Rivera Motato

Fotos por Andrés C. Valencia 

Después de más de cinco décadas de evolución el rap colombiano atraviesa un momento de consolidación: lo que comenzó como una expresión contracultural en circuitos independientes hoy se proyecta como una de las escenas musicales más activas del país. En Manizales ese crecimiento se hace evidente: nuevos públicos, espacios que se abren al género y propuestas que conectan con distintas realidades urbanas marcan el pulso de una movida que ya no es marginal. En los últimos años el rap ha tomado una fuerza renovada, impulsado por artistas jóvenes, colectivos autogestionados y una comunidad cada vez más receptiva.

Uno de los protagonistas de este nuevo momento es Mateo Cadavid, más conocido como AB Fnx, quien aparte de su carrera como rapero, se ha convertido en un gestor importante de la escena local: organiza eventos, promueve nuevos talentos y construye redes con artistas de otras ciudades. Un ejemplo reciente es el evento Mala Yerba Nunca Muere (MYNM), que realizó su tercera versión en Gozque, un espacio emergente en Manizales, donde Fnx presentó su más reciente disco titulado: Ojo x Ojo, acompañado por artistas de distintas regiones del país.

Aquella noche se abrió en un espacio de encuentro entre generaciones y estilos. Desde Medellín llegó Juan Sinatra acompañado por DJ Owen, uno de los nombres más respetados en la escena nacional, también estuvo presente Franco Caína, un artista con raíces en el underground de Manizales actualmente radicado en Bogotá. “Franco es un parcero de acá, tuvo mucha vida en esta ciudad. Ahora está sonando fuerte en la capital, por eso lo invitamos”, explicó Fnx. El evento también dio espacio a nuevas voces como Flow de Milán, promesa del rap paisa, y contó con representación local de artistas como Homie y el grupo Quinta Dosis, jóvenes de la Comuna 5 que ya marcan camino en el rap manizaleño.

Nuevos pasos, nuevas conexiones

Desde su última presentación en enero, AB Fnx ha logrado avances importantes. Entre ellos, el lanzamiento de temas que había trabajado desde hace varios años, como su participación en Cañonazos No Bailables junto a Zetazeta, una colaboración que recibió muy buena respuesta en redes y plataformas. Su disco Ojo x Ojo ya supera las 100.000 reproducciones, una cifra modesta pero significativa para un proyecto que busca conexión genuina con su audiencia.

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Uno de los hitos recientes en su carrera fue la colaboración con Penyair, un artista bogotano que ha ganado reconocimiento por su capacidad de conectar con diferentes públicos. “Es una de las colaboraciones más importantes que he hecho. Penya está en un gran momento, representa muy bien el rap colombiano”, comentó Cadavid. La canción que grabaron juntos, Nada que hacer, surgió luego de un encuentro en un concierto en Manizales. “Nos conectamos en un evento, luego coincidimos en otro y desde ahí empezamos a trabajar”, recordó el artista.

Fnx mantiene una visión clara sobre su proyecto, “Nunca me ha interesado ser el más viral. Tengo un nicho pequeño, pero es muy agradecido. Eso me basta para sentir que estoy haciendo las cosas bien”, afirma. Esa diversidad de público es, para él, uno de los signos más potentes del rap: “Me escucha gente de todo tipo, desde empresarios hasta enfermeras, desde cristianos hasta satánicos. El rap conecta con todos”.

Fénix: del barrio al verso, del garaje al escenario

Mateo no siempre fue el joven artista que hoy comparte tarima con nombres consolidados del rap colombiano. Durante su infancia y adolescencia su madre lo vio recorrer caminos que no necesariamente apuntaban a un destino artístico. «Mateo fue una persona muy de la calle, muy loquito cuando estaba joven», recuerda con sinceridad. «Jamás pensé que iba a ser un artista. Yo decía: ‘Va a ser un trabajador común y corriente, sí mucho’. El bachillerato lo terminó empujado, empujado». Pero todo cambió cuando lo vio por primera vez en tarima. «Desde la primera vez que lo escuché, dije: Mateo tiene mucho talento. Ahí mismo lo apoyé. Le dije: ‘Arranque con la música. No sabemos cómo vamos a vivir, pero siga con su sueño. Su felicidad es la mía’».

Fnx nació y creció en un entorno que, como muchos barrios populares del Eje Cafetero, mezcla dificultades económicas, creatividad callejera y una fuerte cultura de resistencia. Su proceso artístico, como dice su madre, fue «con las uñas», y su música, aunque urbana, nunca ha sido individualista: “Él quiere que todos salgan, no solo él. Desde pequeño le enseñé que uno tiene que compartir lo que tiene, y eso lo ha hecho con su talento”. Esa filosofía, de hecho, atraviesa muchas de sus letras, donde la idea de salir adelante sin pisar al otro se vuelve recurrente.

Su madre, que con el tiempo también se ha vuelto cómplice en sus procesos creativos, recuerda con gracia cómo al principio no entendía ni le gustaban las canciones de su hijo. «Las primeras que él cantaba no me gustaban, eran muy de la calle. Pero cuando empezó a escribir y componer de verdad, vi que tenía algo distinto. Lo hace bien, lo hace con el alma».

Fnx ha hecho de su arte una herramienta de transformación personal y colectiva. Para él, el rap es un vehículo para hablar de lo que le duele y de lo que puede sanar. La canción “Pensando en mí”, una de las favoritas de su madre, narra con crudeza y poesía su historia de vida. “Es que estoy como muy… espere… Estoy en el quinto sueño. Ni se les ocurra despertarme. De pequeño que ni por leños tenía que preocuparme…” recita ella de memoria, entre risas nerviosas y orgullo.

A su madre aún le cuesta creer que aquel niño inquieto, al que una vez vio lanzarse sin pensar desde una ventana con una piedra en la mano, se haya convertido en un referente del rap local. «Fnx, AB Fnx, es el mejor rapero del Eje Cafetero. Y, futuramente, de Colombia. Como dice la canción: ‘Hoy en un garaje, mañana en un estadio’. Eso es lo que yo espero».

Más allá del rap

El universo musical de FNX no se limita al hip hop. Desde hace años ha explorado la cumbia, un género que descubrió en su infancia y que ha integrado en sus producciones recientes. “Soy amante de la cumbia desde pelado. Al principio la gente no entendía que yo hiciera cumbia también, pero ahora lo valoran. Hace parte de mi historia”, contó el artista.

A la hora de definir su camino artístico, Cadavid no recurre a etiquetas tradicionales. Prefiere imaginar su carrera como una película de Tarantino: con estética, riesgo y una narrativa intensa, pero sin violencia gratuita. Así se resume su propuesta: personal, sin concesiones y con la mirada puesta en construir un sonido propio, desde Manizales para el resto del país.

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