Texto por: Valeria Cipriano & Andrés F. Rivera Motato
Fotos por: Juan José Peñaranda, Valeria Cipriano, Andrés C. Valencia , MosterLight, Manuela Vasco y penkoloco
Al caer la tarde, los beats suenan de la mano del DJ Klibre, el espacio se transforma poco a poco para la fiesta urbana que está por comenzar. El público, una multitud de adolescentes y jóvenes de Manizales, llenan el lugar. Todos están aquí por lo mismo: conectarse con la energía de Mateo Cadavid, un MC conocido como AB FNX. Vestido con sus características bermudas, camisetas anchas, medias tobilleras y tenis deportivos, toma el micrófono con una confianza que solo un artista en pleno vuelo puede tener. Desde el primer verso la gente salta, corea y convierte el escenario en su propia fiesta.
La conexión entre AB FNX y su audiencia, es mitológica como el nombre que él decidió ponerle al artista que lleva dentro. Este no es solo un show; es un momento largamente esperado, una cita que muchos marcaron como imperdible. Entre los asistentes, una figura destaca en silencio con un brillo especial en los ojos: su madre; una mujer de estatura media, cabello canoso recogido con una moña, gafas con montura gruesa y con una sonrisa perlada que marcan las facciones en su rostro, se mantiene al margen de la algarabía. Mateo le atribuye gran parte de su resurgimiento a las plegarias y oraciones de ella, una constante en su vida que lo ha sostenido incluso en sus momentos más oscuros, su fan número uno.
AB FNX, un nombre que se muestra como su renacer y ascenso como un fénix, resurge con fuerza y despliega sus versos que ya impactan en todo el país, bajo el slogan del “Hijo único”. En su reciente concierto en vivo presentó «Ojo x Ojo», su nuevo álbum, una obra cargada de honestidad, ritmo, consciencia y algunas colaboraciones con artistas locales y nacionales.
Mateo recuerda cómo fue la travesía de la creación del álbum que empezó a definirse más allá de las letras grabadas en papel con una canción en particular, titulada: Señor, que no solo simboliza un nuevo comienzo en su carrera, sino también uno de los temas más poderosos de este último lanzamiento. Sus rápidas rimas hablan de su crecimiento en los cruces y en los bonches, teniendo la potencia de representarlo en este momento de su vida. Los inicios de una carrera artística pueden ser muy inciertos, pero esa misma pasión y dedicación de querer mostrarle al mundo un mensaje directo, hace que se pierda ese mismo miedo a fracasar.
“Que hoy me las estoy viviendo
y ayer era imaginario
que hoy ya tengo argumento para representar a los barrios
y no es precisamente por drogadicto o sicario”, Señor.
La vida de Mateo no siempre estuvo rodeada de buenos amigos y un micrófono para rapear. Aunque tuvo contacto con la música desde muy pequeño, nunca imaginó que viviría de ella ni que se convertiría en uno de los raperos referentes de Colombia. Su historia, como un vinilo, tiene un lado B: una etapa oscura que lo llevó a explorar la calle de verdad.
Cortesía: MosterLight
Por sus mismos andares en la vida, un día Mateo llegó a Bogotá, a esa fría sabana insegura donde la calle se convierte en un infierno para muchos. En su paso por la capital, trabajó en el Bronx, un lugar conocido como el núcleo de la droga, la violencia y la miseria, siendo una de las ollas más peligrosas del país. Allí, sobrevivió días enteros en medio de una realidad desgarradora, rodeado del deterioro humano, observando cómo se mataban por un centavo o una piedra de bazuco. Entre escombros, basura, y el constante caos, experimentó de cerca la adrenalina que define a quienes habitan esos entornos.
Entre la violencia, la zozobra, el consumo de drogas y la prostitución, Mateo encontró su propio infierno, uno que lo abrasó con sus llamas y puso a prueba su voluntad de seguir adelante. A pesar de todo, nunca perdió la conexión con dos fuerzas que parecían sostenerlo desde lejos: el rap y las plegarias de su madre. Tal vez fue la música o quizás el amor incondicional de ella lo que finalmente lo apartó de esa vida y lo impulsó a buscar un camino diferente.
Hoy, a sus 34 años, reflexiona y agradece sobre esas experiencias que lo formaron, aunque también lo llevaron al límite. Pero decidió no quedarse ahí. Transformó su pasado en inspiración y ahora hace música para todas esas personas que, a diferencia de él, tomaron un camino más hostil.
“La desgracia me ha vuelto agradecido,
la fuerza del duelo me ha bendecido,
en nombre del under fumándome el puré”, Club.
El resurgimiento del AB FNX
Revista AlterNativa: A propósito de esos primeros comienzos, ¿qué fue lo que lo motivó a lanzarse a la música?
A.B Fénix: Los inicios… tú empiezas sin saber qué es lo que va a pasar, como en todo y poco a poco comienza a afianzarse el producto. Raperos nacionales reconocidos me escucharon desde el principio, me abrieron paso en su discografía y en sus toques, yo siendo un novato totalmente. Me di la oportunidad de rapear con los mejores del país. Lo más importante es la visión porque nunca me vi pequeño ni nunca pensé que ser artista significaba ser pobre o algo así, no, porque de verdad se puede vivir muy bien de esto.
Para un artista, lo más importante es mantenerse fiel a sí mismo y a su visión. Sin esa autenticidad, el mensaje que se busca transmitir a través del arte pierde fuerza. Mateo lo tiene claro: «No estamos tambaleando como la industria que ahorita todo el mundo quiere decir lo mismo. Tussi, tetas, culos, armas, pistolas, gueto… yo también vengo del gueto y estoy cansado de esto. Por eso traigo una lírica diferente, desde la calle, las experiencias, la violencia y desde muchas cosas transformando lo que se quiere decir», gesticula con las manos mientras ocasionalmente dirige su mirada a caras conocidas, concluye.
Cortesía: MosterLight
R.A: ¿Cuál es su ghetto, de dónde viene y qué ha sido lo más duro que ha vivido allí?
A.B.F: Vengo del barrio La Asunción y he tenido conexión con la Comuna 5, El Nevado y muchos más. Siento que el rap tiene que tener eso y que es necesario, agradezco todas esas experiencias de vida pesadas porque creo que eso hace mi rap algo muy sólido.
Ahora todos los artistas quieren ser calle y, parce, yo me doy cuenta al escucharlos si verdaderamente lo son. Entonces, no es que uno quiera ser calle o no, a nosotros nos tocó serlo, ser del barrio, de las plazas y de las ollas. Ahí es dónde está la magia. Decidí no quedarme ahí y hacer música para ellos y para todo el mundo, que se den cuenta de las historias que pasan allá y que no son jóvenes con maldad sino con talento. En los barrios hay mucha sangre de campeón.
Para Mateo es importante expandir ese mismo significado de lo que representa en la calle y dejar de creer en ese monopolio que dice que el barrio solo le pertenece a un grupo muy selecto de personas. «Quiero ampliar esto porque la calle está en todo lado y no solo en los ghettos, la gente de las clases sociales también la viven de alguna forma. Creo que es no negarnos a esas vivencias que son muy reales y que cualquiera puede sentirse identificado sin ser de un estrato alto. Los artistas deben pararse en su historia y contarla lo más real».
R. A: ¿Qué le falta al rap de Manizales?
A.B.F: Al rap de Manizales le falta que dejemos un poco el ego, que reconozcamos el triunfo del otro como nuestro, porque cuando pasa algo interesante alrededor todos nos vemos beneficiados. Le falta mucha seriedad, parce, y mucho respeto por los rangos, porque esto es de códigos.
R.A: Uno puede identificar el rap de Bogotá por su estilo característico, o el de Medellín, que suele ser más cantadito. Pero, ¿qué tiene el rap de Manizales que lo hace reconocible?
A.B.F: El rap de Manizales tiene a AB FNX. Donde sea que lo escuchen, si sienten que ese estilo no es de Bogotá, Medellín ni Cali, empiezan a darse cuenta de la ciudad de la que venimos. La identidad se la estamos dando nosotros.
“Manila suena en todo lado,
por los siglos de los siglos
y los hijos descarriados”, Confianza.
R.A: ¿Qué es lo que lo hace ser el “Hijo Único”?
A.B.F: Creo que fue tomar muy pocos referentes porque salí haciéndolo como me sonaba en el cerebro y de todo lo que había escuchado en el mundo. Empecé con una propuesta sin miedo a ser criticado o a ser halagado. Ser nosotros, seguir siendo los mismos gamines, los mismos callejeros, pero con alta gama.
Eso tiene Manizales, es una ciudad muy chimba y cómoda. Entonces mi rap tiene eso, mucha calle y ese fuego, pero también ese frío de esta montaña que es muy especial. Ese clima que hace que el rap de nosotros suene diferente al de todos lados, incluso al de Bogotá, que también es así, pero de otro tipo, ¿si pilla? Allá tienen una calle demasiado agizoza, acá nosotros en realidad no nos ha tocado tan duro, aunque vengamos de guetos. Eso se siente en la música.
Cuando Mateo habla de ese «nosotros», se refiere a su colectivo de artistas y sello discográfico Twoice, pelados de la ciudad que vienen trabajando desde hace años para marcar una diferencia no solo en el género, sino en la percepción externa que se tiene de la cultura hip-hop.
R.A: Usted trabaja con artistas locales, nacionales y también con colectivos musicales de la ciudad como Twoice, ¿qué significa para usted crear en comunidad?
A.B.F: Lo de Twoice es muy bonito porque nunca he pensado en solitario en mi carrera a pesar de ser solista. Mi sueño siempre fue tener un sello discográfico y en este momento lo logré. Es uno de los sellos más fuertes del Eje Cafetero e incluso de Colombia. Lo que siempre he querido, parce, ha sido apalancar a los artistas nuevos y emergentes, y poderles facilitar un poco los pasos, los escalones o el sufrimiento que yo pasé y que otros artistas también para poder sacar nuestros proyectos adelante.
Nosotros venimos a aportar eso, a darles apoyo y que sientan que no están solos porque es una carrera bien dura, pero vale la pena. Lo más bonito es abrirse al trabajo en equipo en estos momentos que están volviendo a todos individual, a crear comunidad y en un colectivo que cree en mí.
Las cenizas se dispersan, pero su legado no
Antes de subir al escenario, sonríe con gratitud al recordar al artista principiante que alguna vez fue. Sabe que el mundo no conocería al hijo único del rap colombiano en su máximo potencial si no hubiera tomado aquella decisión, aunque llegó un poco tarde para su edad. Sobre la tarima, no está solo: comparte el espacio la nueva escuela de talentos de la ciudad, construyendo una comunidad musical que crece unida, impulsada por la pasión y el apoyo mutuo.
Cada show de AB FNX no solo representa un paso adelante en su carrera, sino también un avance significativo para la escena del rap en Manizales. Su habilidad para transformar experiencias personales en versos que conectan profundamente con su público lo ha posicionado como un referente del género en el país.
En una tarde de enero, las puertas del Centro Cultural Rogelio Salmona se abrieron para la cultura hip hop y sus seguidores, mientras la ciudad se mantenía en su programación de Feria de Manizales. Este espacio gratuito fue más que un concierto, una oda a su transformación y resiliencia, un testimonio del poder del arte para superar cualquier adversidad. Cada rima, cada beat y cada interacción con su audiencia reforzaron su propósito de inspirar a quienes, como él, han encontrado en la música un camino para renacer.
Desde el escenario, mira a su audiencia y encuentra en sus ojos el eco de sus propios sueños. Esta es su misión: llevar un mensaje honesto que trascienda barreras y géneros, y demostrar que el rap de Manizales tiene una identidad única, una voz auténtica que merece ser escuchada en cualquier esquina del mundo. AB FNX no solo le dedica su gratitud a su madre y a su comunidad, sino también a una ciudad que lo está viendo triunfar. En cada verso que entona y en cada paso que da, queda claro que este hijo único del rap colombiano está destinado a dejar una huella en la escena musical del país.
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