Husky Como un lobo aullando rimas literaria (4)

Husky: Como un lobo aullando rimas literarias

Texto por: Andrés F. Rivera Motato

Fotos por: Juan José Peñaranda


En las esquinas de Manizales, entre el concreto y las voces anónimas que se pierden en el bullicio de los barrios, emerge Husky, un rapero que con su voz suelta palabras como un lobo solitario que aúlla rimas cargadas de literatura. Su nombre es Camilo Echeverri, no es solo un artista urbano; es también licenciado en Lenguas Modernas y un gestor cultural comprometido con su entorno y la comunidad de jóvenes que representa.

Camilo no ve el hip hop solo como un género musical, sino como un vehículo para transformar realidades. «El rap es una herramienta para contar historias, para transmitir mensajes que no encuentran espacio en otros medios», dice. Desde niño, cuando quemaba discos en un discman que le regaló su padre, descubrió que el rap era el medio perfecto para combinar sus dos grandes pasiones: la literatura y la música.

Su amor por las palabras no es casualidad. Uno de sus libros favoritos es El misterio del solitario de Jostein Gaarder, una  obra que lo marcó desde sus comienzos en la música. «Ese libro me enseñó que, aunque uno se sienta como un comodín en una baraja, en cualquier momento puede cambiar el curso del juego», reflexiona.

En el camino de lobo


El viaje de Husky en el hip hop comenzó con pequeños encuentros en los parques de Manizales, donde la escena rapera era un territorio fragmentado y marcado por egos. Sin embargo, encontró en figuras como Dangerhymes y AB FNX referentes que lo acogieron y le enseñaron los códigos del movimiento. «El rap no es solo rimas, es respeto y proceso», señala.

De sus primeros encuentros con el hip hop en la ciudad, Husky recuerda con cariño los espacios que se crearon para que los jóvenes tuvieran voz. «Nos reuníamos en parques, en plazas, y ahí surgían las primeras batallas, las primeras letras que nos identificaban», cuenta.

Una de sus experiencias más importantes fue representar a Manizales en eventos nacionales. «No era solo competir, era llevar la voz de una ciudad que muchas veces se siente invisible en la escena nacional», reflexiona.

En el ámbito del freestyle, Husky destacó rápidamente. Ganó competencias locales y llegó a competir en nacionales de la Red Bull Batalla de los Gallos. Pero con el tiempo, la industria del freestyle dejó de representarlo. «Se volvió un espectáculo repetitivo, donde los mismos tres nombres dominan siempre», comenta.

Su salida del circuito competitivo no significó alejarse de la música. Al contrario, comenzó a enfocarse en la producción de canciones que realmente lo representaran. «No saco temas solo por subir contenido. Cada canción debe decir algo importante», explica. Esta búsqueda de autenticidad hace que su música resuene orgánicamente entre sus seguidores.

Camilo no es solo un artista, es también un gestor cultural. Ha trabajado con entidades públicas y privadas, utilizando el rap como una herramienta de transformación social. «No basta con pararse en un escenario y rapear. Hay que tocar puertas, gestionar recursos y crear espacios para los nuevos talentos», afirma. El impacto de su trabajo no ha pasado desapercibido. Empresas locales como centros comerciales y tiendas de ropa y accesorios han apoyado sus proyectos, reconociendo su compromiso con la escena local.

Marcando la identidad de una ciudad

Husky define su identidad musical como la de un «bohemio de la calle». Sus letras son un reflejo de la realidad urbana, de los conflictos internos y externos que enfrenta su generación. «Manizales es pequeña, pero es un microcosmos del mundo», dice con convicción. Sin embargo, reconoce que la escena del rap en la ciudad aún está buscando una identidad propia. «Muchos artistas locales suenan como Medellín. Nos falta encontrar ese sonido que realmente nos represente», opina.

El rap, para él, es un espejo de la sociedad. «En cada verso se refleja lo que somos, lo que sentimos y lo que vivimos», afirma. Es por eso que cada tema que lanza tiene un peso emocional y narrativo profundo.

Guiando a la manada

Hoy, Husky no solo escribe canciones, también guía a nuevas generaciones de raperos en la ciudad. «Es importante que los jóvenes entiendan que el rap no es solo un estilo musical, sino una plataforma para contar sus historias», explica.

El impacto que tiene sobre la comunidad se siente no solo en los escenarios, sino también en las calles, donde su presencia ha inspirado a muchos a seguir sus pasos. «Cada vez que un chico se me acerca y me dice que gracias a una canción mía decidió seguir adelante, siento que todo vale la pena», comparte. Para Camilo, su crecimiento no solo se mide en reproducciones o aplausos, sino en el legado que está construyendo para las nuevas generaciones de artistas urbanos en Manizales. «El rap no es de unos pocos, es de todos», concluye.

En su proceso creativo, encuentra inspiración en las calles de Manizales, en los barrios olvidados, en los rostros anónimos que cuentan historias sin palabras. «Cada rincón de esta ciudad tiene algo que contar», asegura.

De cara al futuro, Husky tiene claro su objetivo: lanzar al menos doce temas este año y girar por distintas ciudades del país. «Quiero que mi música llegue a más personas, pero sin perder mi esencia», asegura. En cada verso, en cada escenario, Husky continúa aullando, no como un eco vacío, sino como una voz literaria que busca trascender más allá del asfalto.

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