«Mujer, Diabla y Carnaval»: un viaje fotográfico por la resistencia del Carnaval de Riosucio

«Mujer, Diabla y Carnaval»: un viaje fotográfico por la resistencia del Carnaval de Riosucio

Texto por Andrés Felipe Rivera Motato

Fotos por Juan José Peñaranda y Giovanny Galvez

La Alianza Francesa de Manizales inauguró el pasado 21 de mayo «Mujer, Diabla y Carnaval«, una exposición fotográfica de Andrés C. Valencia Chica. Ubicada en la Sala Galería L’étoile, esta exposición es un diálogo visual que explora las tensiones, los símbolos arraigados y las resistencias del Carnaval. Los interesados en desentrañar la figura de la Diabla, la fuerza de la barra de «Los 30» y el creciente protagonismo de la mujer en esta fiesta. Hasta el próximo 27 de junio hay tiempo para dejarse cautivar por este proyecto que revela las diversas capas de identidad y tradición de uno de los eventos culturales más significativos de Caldas.

Un conversatorio que desnudó el Alma del Carnaval

A través de un conversatorio dirigido por Andrés C. Valencia Chica y la socióloga Eliana Medina se realizó el lanzamiento de la exposición. El diálogo desde el primer instante dejó claro el significado de la exposición en el contexto actual del Carnaval de Riosucio Para Eliana Medina, la exposición representa una celebración de la resistencia. «Algo que ha representado la resistencia real, el querer continuar caminando a pesar de todo lo que pueda pasar alrededor, es precisamente Los 30 y su Diabla», afirmó con emoción. La socióloga destacó la importancia de ver a la Diabla, creación de Beto Guerrero y parte fundamental de la historia de Los 30, siendo contada en un espacio como la Alianza Francesa. Los 30, según Eliana, encarnan «otro carnaval dentro del Carnaval de Riosucio», un carnaval popular que se sintoniza con el poderoso símbolo de la Diabla.

Andrés C. Valencia, por su parte, describió la exposición como un reflejo del acompañamiento constante y el aprendizaje que le ha brindado la cultura popular. «Beto y Los 30 y la Diabla representan ese otro carnaval, ese carnaval popular de la calle que cuenta otra historia», señaló. Para el fotógrafo, sumergirse en el mundo de Los 30, en el taller de Beto – un «museo abierto» para todos – es adentrarse en una narrativa diferente, una que ha sido «transgresora con la misma historia del carnaval». Beto Guerrero, para Andrés, personifica la resistencia popular que está en cada rincón de la sociedad.

El génesis de una obra: el hallazgo y la resurrección

El interés de Andrés por Beto Guerrero y su Diabla nació de un encuentro fortuito en Riosucio. Él llegó a la ciudad por casualidad, buscando historias, y Beto fue una de las primeras personas que conoció. «Me ofreció un ron a las 8 de la mañana en la plaza de mercado… todo el mundo me hablaba de Beto», recordó Andrés. Esta conexión inicial lo llevó a enamorarse de Riosucio, a vivir sus comunidades y a que Beto le abriera las puertas de su intimidad para documentar su vida y su arte.

La fascinación de Eliana por la Diabla, por su parte, surgió de una mirada sociológica al carnaval. Buscando una perspectiva «más mamerta» que las tradicionales narrativas históricas, se centró en la acción colectiva, el cuerpo y el género. «Todo lo tiene Los 30», afirmó, refiriéndose al cuerpo de la mujer pintado por Beto en las paredes. Así, tejió el rol de la mujer en el carnaval con la figura de la Diabla de Los 30, su resistencia y su acción colectiva.

Andrés rememoró una experiencia que marcó su conexión con Riosucio y con Beto: un incidente en una corraleja en 2014, donde un toro lo embistió y lo dejó inconsciente. «Ahí digo, revivo en Riosucio», confesó. Este suceso, y el posterior encuentro con Eliana y su tesis sobre la Diabla, solidificaron su interés con documentar esta otra faceta del carnaval.

La mujer en el Carnaval: de la invisibilidad al protagonismo

Un punto central del conversatorio fue la evolución del papel de la mujer en el Carnaval de Riosucio. Eliana Medina enfatizó la «transformación impresionante» que ha vivido el carnaval al vincular lo femenino. Antiguamente las mujeres no participaban, miraban por las ventanas, y solo las «mujeres del barrio» —las prostitutas— se atrevían a salir el último día del carnaval.

La revolución de la mujer en el carnaval comenzó con la cuadrilla Tío Sam en 1949, donde mujeres disfrazadas de hombres se atrevieron a salir, generando «furor» en Riosucio. Posteriormente, en 1951, algunas mujeres empezaron a aparecer en las carrozas, aunque sin voz. La verdadera irrupción llegó en 1973 con la caravana «Las Hijas de la Diabla», que, sin buscar una reivindicación feminista, simplemente querían «llevar la contraria» y salir a las calles vestidas como mujeres, representando lo femenino. Este acto de irreverencia fue el germen de un cambio profundo.

A partir de este hito, la mujer ha cobrado un espacio protagónico en el Carnaval. Hoy en día hay cuadrillas lideradas por mujeres, niñas escribiendo y liderando, e incluso la junta directiva del carnaval cuenta con una presidenta y varias mujeres en puestos clave. Eliana, quien saludó al Diablo en 2005 siendo una mujer joven, recordó la incomodidad que esto generó, pero también cómo este tipo de acciones allanaron el camino. «Lo que yo veo es que a las mujeres que nos anteceden a nosotros les tocó muy duro», dijo, reconociendo la resistencia que implicó salir y permanecer. «El hecho de que hoy en día las mujeres tengamos una participación tan grande dentro del carnaval… es una revolución completa».

Andrés, al ver a Eliana liderando su cuadrilla y ejerciendo voz y mando, comenzó a comprender la importancia de la mujer en el carnaval. Vio cómo a través de la máscara y el rito la mujer empezó a tener protagonismo. Relató cómo Beto, sin saberlo, generó una conexión profunda con las mujeres a través de la Diabla, con chicas diciéndole: «Beto, gracias por hacer la Diabla, yo me siento identificada con la Diabla». Incluso, la primera vez que la Diabla desfiló en 2009 y fue «quemada», marcó un punto de inflexión, significando para Beto que su creación era «más grande que el diablo».

Un Reconocimiento Necesario

Eliana subrayó la importancia de reconocer el trabajo de Beto y Los 30, un «carnaval otro» que a menudo es ignorado por la oficialidad del carnaval. Recordó cómo, en ocasiones, la Diabla era desviada del desfile oficial, y cómo el apoyo de un exalcalde, Jesús Carmona, para hacer una Diabla fue «histórico» para Beto. Para él, que lo mencionaran en la tarima o que un alcalde lo viera y lo apoyara, significaba el mundo.

La socióloga también compartió la anécdota de cómo la junta del carnaval le negó apoyo para un congreso internacional donde presentaría su tesis sobre la Diabla, mientras que sí lo hubieran hecho si se tratara del Diablo. Sin embargo, celebró que las nuevas juntas del carnaval están comenzando a reconocer la labor de Los 30, ofreciéndoles boletas y recursos, un eco de la resistencia que ha persistido por años. «Esa resistencia ha tenido un eco, porque ahora las boletas para Los 30… eso es algo muy bonito», afirmó.»Mujer, Diabla y Carnaval» es una invitación a mirar de cerca las capas de significado que se entrelazan en el Carnaval de Riosucio. Es un tributo a la resiliencia de la cultura popular, a la voz de la mujer que se alza con fuerza y a la figura de la Diabla como un símbolo de resistencia y transformación.

Le puede interesar:

{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.singularReviewCountLabel }}
{{ reviewsTotal }}{{ options.labels.pluralReviewCountLabel }}
{{ options.labels.newReviewButton }}
{{ userData.canReview.message }}
SUSCRÍBETE AL Newsletter Revista alternativa

Al inscribirte en la newsletter de Revista Alternativa, aceptas recibir comunicaciones electrónicas de Revista Alternativa que en ocasiones pueden contener publicidad o contenido patrocinado.