La película local que inauguró la Feria Internacional de Cine de Manizales (FICMA) este 11 de agosto: Utopía del colibrí, deja un mensaje de responsabilidad individual e invita a actuar como un colibrí en medio de un mundo en llamas.
Texto por: Rafael Santander Arias
Fotos por: HumansFilms

Utopía del colibrí, una película producida por Human Films y codirigida por Mario Cardona y Federico Zapata con el patrocinio de Chec grupo EPM hace un recorrido por Caldas y Risaralda y, a través de este, muestra el esfuerzo realizado por individuos de la región por preservar la riqueza de la vida en sus territorios.
Al inicio de la película, una animación con una narración en off nos cuenta una fábula: es la historia de un incendio en la selva de donde huían todos los animales despavoridos con excepción de un colibrí, dispuesto a ir hasta el río a tomar agua en su pico y regarla sobre las llamas, expresando así su voluntad de aportar su “grano de arena”, más precisamente una gota de agua en cada viaje del río al fuego para contribuir a extinguirlo.
Esta fábula del colibrí se utilizará durante el resto del relato como analogía del estado actual del mundo —en llamas— y de sus personajes —colibríes— como aquellos que aportan su gota de agua al incendio. El primer “colibrí” que presentan, indígena oriundo de la Sierra Nevada de Santa Marta, fotógrafo y documentalista, Amado Villafaña, emprende un viaje de la mano de los realizadores por la región intercambiando saberes con los otros “colibríes” de la película. Viajan a Villamaría, Caldas, al resguardo de Cañamomo y Lomaprieta y al corregimiento de Santa Cecilia en Pueblo Rico, Risaralda. En su trasegar ,se encuentra con custodios de semillas, indígenas embera en el proceso de recuperar su lengua y un guardabosques. Aprovecha también para tomar fotografías de la fauna y la geografía local.
Lo único común en cada uno de estos personajes es la búsqueda de la preservación de algo: semillas, animales, lengua y memoria. Los realizadores parecieran comunicar que el trabajo de cada colibrí, esa gota que ayuda a apagar el fuego que quiere consumir la selva, es la de conservar el patrimonio local indiscriminadamente. Desde la entrevista que le hacen a cada personaje se les pregunta por esa gota con la que aportan al mundo, contribuyendo a la idea de que suficientes colibríes, es decir, suficientes individuos a través de emprendimientos a lo largo del planeta podrían —aportando desde su labor— apagar el incendio del mundo en llamas, unas que se mantienen difusas, abstractas y en segundo plano, un enemigo sin forma ni rostro, más bien una masa informe e incontenible como lo es el fuego. Esta es una metáfora bastante propicia para esta destrucción a escala planetaria en la que parece no haber responsables, sino más bien, como en el incendio del bosque, surge de manera espontánea de la entropía, una natural consecuencia, el destino fatal de todo: arder.
También lo confirmó el codirector Federico Zapata en medio del foro posterior a la presentación de la película: «Todos podemos llevar una gota de agua a este gran incendio que es la vida». Además, aprovechó, en medio de su discurso, para inspirar a los asistentes a través de esa figura del colibrí, al cual comparó con un guerrero que hacía resistencia y al cine con una trinchera para hacerle frente a la realidad.
Son claras las intenciones políticas de la película. Expresa ese deseo de construir un país y un mundo diverso y biodiverso. Esto lo expresan también los intertítulos finales, previos a los créditos, en los que el patrocinador habla del esfuerzo que han hecho como empresa para la preservación de bosques y de fauna.
Este trabajo demuestra las posibilidades del trabajo en conjunto entre empresas y particulares por un beneficio común, cada uno como colibrí aportando su gota, con el propósito de preservar este hogar nuestro que precisamente por ser de cada uno, nos compromete y nos invita a contribuir con responsabilidad.
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