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La escena electrónica: El sonido maquinal que alimenta la ciudad de las puertas abiertas

Texto: Estefanía Sánchez Patiño

Fotografías: Giovanny Galvez

Manizales es considerado uno de los epicentros de mayor importancia para la escena de la música electrónica del país (1) , comúnmente denominada música de máquinas.

Este género se caracteriza por la producción de sonidos digitales repetitivos acompañados de coloridos estímulos visuales que alimentan toda una cultura juvenil denominada “Raver”- término proveniente del verbo francés rever utilizado desde la Edad Media para denominar el acto de soñar-.

En este tipo de prácticas festivas los asistentes danzan durante horas en un movimiento en solitario dentro de una pista de baile compartida con la comunidad, lo que ha hecho de esta escena una de las más simbólicas por propiciar el encuentro de personas disímiles que coinciden al ritmo de hipnóticos sonidos con el objetivo primordial de obtener placer, que se obtiene al disfrutar la propia corporeidad, la desinhibición y, por supuesto, el placer del encuentro con el otro.  

Desde sus inicios en el decenio de 1980, los contextos de fiesta electrónica han tenido gran protagonismo en las prácticas festivas de cientos de jóvenes a lo largo del mundo, ya que han representado espacios de enorme relevancia social por su función cohesionante, lo que se pudo visibilizar en los inicios del Techno -subgénero de la corriente electrónica-, el cual congregó la población marginalizada del despoblado centro de Detroit, y permitió los encuentros multitudinarios entre las poblaciones del Este y el Oeste de Berlín, luego de la caída del Muro.

De acuerdo con Felix Denk & Sven von (2015): “El techno se convirtió en la banda sonora del momento excepcional que siguió́ a la caída del Muro por tres motivos: el ímpetu del nuevo sonido, la magia de los lugares y la promesa de libertad que dicha música encerraba”.

La corriente musical electrónica se origina por la influencia de los nuevos sonidos musicales que surgían en varias ciudades de Estados Unidos principalmente en Chicago con el auge del House[1] y en Detroit con el Techno.

La cultura de esta fiesta, también llamada Cultura rave, ha abanderado la consigna PLUR (Peace, Love, Unity and Respect) para dar cuenta de sus posturas ideológicas, en los que según Montenegro se trata de una puesta en escena en donde priman: «la sensibilidad, la empatía, el cariño, el poder relacionarse y sentir la piel tranquilamente, gozarse la cercanía sin problemas» (Montenegro, 2003).


[1] El House es un género musical que nació en la década de los 80 en los clubes de Chicago influenciado por la fuerte tendencia de la música disco en el que se introdujeron sonidos producidos por maquinas que reemplazaron las orquestas en vivo.

En Colombia este género musical entra a finales de los 90 con la celebración del primer after party en una bodega abandonada en Santa Fe de Bogotá, como una respuesta a la promulgada ‘Ley Zanahoria’, del entonces alcalde Antanas Mockus.

Poco a poco este género se fue popularizando y extendiendo en el país, tomando mayor fuerza en las principales ciudades como Medellín, Bogotá, Cali y Manizales por la fuerte expresión europea que prometía una suerte de vanguardia festiva en la que se expresaba el auge a las tecnologías futuristas.

La escena en la ciudad de las puertas abiertas

Actualmente Manizales continúa fortaleciendo esta escena musical con el esfuerzo de artistas locales, promotores y diversos colectivos independientes como Techno Night Collective, Seis Récords, Waste Entertainment, Zeit Dunkelheit, entre otros, quienes alimentan la imaginería rave de la ciudad con puestas en escena alucinantes, cualificación técnica y la presencia de artistas internacionales y nacionales, dando como resultado el incremento de la audiencia que clama por estos sonidos cibernéticos en las noches de ocio nocturno manizaleño.

Es tal la apuesta de la ciudad, que uno de sus clubes de música electrónica más importantes denominado Marte Electronic Room obtuvo el pasado 1 de diciembre, en Bogotá, el premio al mejor Club de Techno de Colombia otorgado por Premios Nacionales de la Música Electrónica CDA, demostrando el potencial manizaleño de fortalecer la cultura electrónica y especializar su producción musical en un género que cada vez ganas más adeptos.

De acuerdo con H Ramírez, Dj Producer, fundador y residente del Club Marte, la escena electrónica de la ciudad necesita profesionalización, no solo en la cualificación técnica y tecnológica, sino especialmente en el perfeccionamiento musical de los artistas, esto implica que el artista asuma una actitud de total respeto hacia el género y compromiso hacia su audiencia para crear sonidos y posibilitar el disfrute dentro de la pista de baile.

Por esta razón desde hace más de una década viene trabajando en la generación de fiestas y eventos con artistas respetados y en contextos seguros, y especialmente, en la consolidación de una escuela de formación para Djs que nutra el talento local para permitirle a los jóvenes aspirantes mejores oportunidades dentro del competitivo sector. 

Está claro que la fiesta electrónica manizaleña es una práctica festiva predilecta por la juventud contemporánea versada por el predominio digital, esto implica que los actores involucrados asuman la responsabilidad que les concierne para continuar fortaleciendo la cultura que se genera a su alrededor, mejorando la experiencia sensorial en la pista, aumentando la seguridad de las audiencias, promoviendo actitudes de autocuidado y respeto entre los seguidores del género, enfatizando en el profesionalismo y protagonismo de los artistas locales.

Y por supuesto, logrando que la institucionalidad se articule para potenciar los talentos que emergen de la ciudad de las puertas abiertas hacia conquistas internacionales.

[1] Tomado del portal  de música electrónica: https://medellinstyle.com/colombia-cuales-son-las-ciudades-mas-underground-del-pais/

[1] El House es un género musical que nació en la década de los 80 en los clubes de Chicago influenciado por la fuerte tendencia de la música disco en el que se introdujeron sonidos producidos por maquinas que reemplazaron las orquestas en vivo.

Referencias:

Denk, F. & Von, S. (2015) Der Klang Der Familie: Berlín, El Techno Y La Caída Del Muro. Alpha Decay.

Montenegro Martínez, L. (2003). Moda y baile en el mundo rave. Sobre el concepto de mímesis en el estudio de las identidades juveniles. Tabula Rasa, (1), 125-152.

Reynolds, S. (2014). Energy Flash: un viaje a través de la música rave y la cultura de baile. Contradicciones. Barcelona.

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