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Humor y tragedia en escena durante el segundo día del 56° Festival Internacional de Teatro de Manizales

La agrupación española Las Niñas de Cádiz dieron apertura a las propuestas internacionales que se presentarán este año en el FITM.

Después de un primer día dedicado a la riqueza del teatro nacional y local, en el segundo día del 56°Festival Internacional de Teatro de Manizales se dio paso a la tan esperada muestra internacional, permitiendo al público adentrarse en la diversidad cultural que ofrecen las compañías extranjeras.

La apertura de esta muestra estuvo marcada por la fuerza y la pasión de la compañía andaluza Las Niñas de Cádiz, quienes, con su inconfundible estilo, ofrecieron al público una ventana al teatro español a través de su obra ‘El viento es salvaje’.

Esta pieza, una tragedia atravesada por la carcajada, se vale del humor para despojar a dos tragedias griegas de Eurípides, Fedra y Medea, del fatalismo y la solemnidad que las caracteriza, adaptándolas a los tiempos y lenguajes contemporáneos. “Es una tragedia griega contada en el siglo 21, pero contada a través del prisma del humor. Entonces, estamos contando una tragedia terrible, terrible, pero el público no para de reír, y a la vez hay un fondo, una hondura, hay muchas referencias culturales dentro del mismo espectáculo”, explicó Ana López Segovia, actriz y directora del colectivo andaluz.

Los clásicos se transforman en la anécdota de dos amigas unidas por un vínculo profundo, pero cuyas vidas se complican al punto de convertirlas en Fedra y Medea. Esta metamorfosis desencadena una ruptura que destruye su pacto de amistad, dejando a su paso una estela de muerte. “Lo que se encuentra el público de entrada es el humor de nuestra tierra, nuestro carnaval, nuestra música, nuestro acento y chistes, pero debajo hay una corriente, una teatralidad y un sentido trágico de la vida”, señaló Segovia.

La obra reafirma la idea de que, en muchos rincones del mundo, existen versiones del mítico Macondo creado por el escritor Gabriel García Márquez. En este caso, el escenario se traslada a Cádiz, un lugar que, aunque geográficamente distante, comparte con el onírico territorio colombiano una atmósfera singular. Aquí no es la lluvia interminable la que define el entorno, sino el levante gaditano, un viento seco y persistente que, al estilo de la tramontana, provoca delirios y siembra locura en cada soplo.

“Es un viento muy seco que vuelve a la gente un poquito loca, que son insistentes que soplan otros días y otros días. Toda esta historia ocurre en un verano de mucho levante, y el viento actúa como si fuese una divinidad que vuelve locos a los personajes, y de pronto los lleva a hacer cosas que no harían normalmente. A nosotras nos gusta decir que Cádiz es un pequeño macondito en Europa”, explicó Segovia.

El perfil macondiano también se avizora en el uso de elementos cotidianos que adquieren un tono de mal augurio en la historia: el desasosegante viento de levante, la flauta del afilado, el canto de los pájaros y el coro de los vecinos.

Con una ruptura de la técnica la cuarta pared, La Congregación Teatro, de Colombia, logró construir un ritual íntimo entre los actores y el público en su obra ‘Negro’. Esta propuesta transportó a los espectadores a la complejidad de la infancia, representada a través de dos personajes principales que encarnan un claro-oscuro: Futuro y Silencio. Estos hermanastros, obligados a convivir en un entorno cotidiano, desnudan las profundas heridas de sus almas, marcadas por la violencia y la precariedad de sus entornos.

Johan Velandia, dramaturgo y director de la compañía, describe ‘Negro’ como una pieza poética que explora la infancia desde múltiples perspectivas, invitando a reflexionar sobre temas como el racismo, el maltrato infantil, el abuso sexual, la homofobia, la diversidad y los crueles juicios que emergen en la sociedad, sin dejar de lado la ternura.

William Hurtado; actor del colectivo, interpreta a Silencio (también conocido como Negro), un niño afrodescendiente que enfrenta los conflictos internos que surgen en su hogar. El nombre del personaje funciona como una metáfora del estado de mute en el que muchas personas viven, permitiendo que la violencia se normalice.

“Es ese personaje que tiene que sufrir esa batalla, que tras de ser niño, tiene que sobrevivir a la calle, crecer en una familia desquebrajada, y al final, entender todo, a esta sociedad que a la final todos estamos pasando y sufriendo por algo”, señaló el actor de raíces caleñas. 

En los primeros minutos de la función, el público es acariciado por los acordes de «Arrullo de negro», una canción escrita por el director y compuesta por el músico Daniel Eduardo Maldonado. Esta pieza, impregnada con el ritmo ancestral del arrullo; un canto con profundas raíces en el Pacífico colombiano, evoca la infancia y los cantos nocturnos de abuelas y madres. Asimismo, es un presagio de la ternura e inocencia que envolverán la dramaturgia, preparando el terreno para un viaje emotivo hacia los recuerdos más íntimos.

La música en ‘Negro’ actúa como un personaje más, con una doble identidad. Por un lado, se presenta en su faceta digital, y por el otro, en su expresión en vivo, donde instrumentos como la guacharaca, las castañuelas, xilófonos, campanas y el hang, entre otros, dan voz a la atmósfera de la obra. Ambas dimensiones musicales fueron creadas e interpretadas por Maldonado.

“La música está completamente alineada con la dramaturgia; es un apoyo en perfecta sincronía con la luz. Cuando la luz se vuelve tenue, la música también lo hace», expresó el músico. 

El colectivo manizaleño Actores en Escena se destacó a través de su propuesta “Tienda de Mentiras”. La historia es ambientada en una tienda, que en realidad es una librería, un espacio pictórico y realista habitado por Máximo, el personaje central. En este rincón el protagonista construyó sus sueños, cultivó relaciones y halló el sentido a su vida. A medida que la trama avanza, la tienda se convierte en un escenario simbólico, donde los límites entre la lucidez y la locura se desdibujan con la llegada de la senectud, revelando un Máximo que se enfrenta a la fragilidad de su propia mente.

Hoy continúa la programación con Compañía Criolla de Argentina  y la coproducción del teatro local con Andrómeda 3.0 y Giro Colectivo artístico.

Programación de eventos teóricos

El primer día del sexto Congreso Iberoamericano de Teatro llegó a su fin con gran éxito. Ayer, el Centro Cultural y de Convenciones Teatro Fundadores se llenó de vida con la realización de varios talleres, que contaron con una destacada participación del público. La jornada inaugural inició con la conferencia de la argentina Silvia Citro: “¿Cuántos pluriversos caben en un cuerpo? Provocaciones interculturales sobre una noción esquiva pero materialmente situada” y se desarrolló con las mesas programadas y la conferencia “El cuerpo en la escena”, una conversación entre Fabio Rubiano y Johan Velandia, mediada por Wilson Escobar. Un primer día que dejó una energía que promete continuar a lo largo de la semana. Los talleres proseguirán hasta el viernes. Además, se llevarán a cabo presentaciones de dos libros que exploran diversos aspectos de la dramaturgia.

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