El eco de la montaña el Mayor Silvio y la memoria del resguardo (4)

El eco de la montaña: el mayor Silvio y la memoria del resguardo

Texto y fotos por: Andrés CValencia

La historia de un pueblo está escrita en sus voces. En el Territorio Ancestral Indígena San Lorenzo, en Riosucio, Caldas, una de esas voces fue la de Jose Silvio Tapasto Aricapa más conocido como el “Mayor Silvio”, quien dedicó su vida a la defensa del territorio, la educación comunitaria y la recuperación de la identidad indígena. 

Un legado que se queda en quienes lo conocieron, en sus pasos por los caminos entre montañas, sus intervenciones en las asambleas del cabildo y en el espectro radio magnético, el que por años usó como aula de enseñanza a través de la radio.

Silvio nació en la Comunidad de San José del Resguardo San Lorenzo, Riosucio el 25 de septiembre de 1939, justo en mes y un año crítico para las comunidades indígenas, mientras el Gobierno Nacional daba inicio a un proyecto de disolución de los resguardos indígenas del país, iniciando con San Lorenzo como plan piloto. Cuatro años después, el resguardo San Lorenzo, al que pertenecía su familia, fue disuelto, fragmentando la tierra y debilitando la autonomía indígena. 

Desde pequeño, sus padres, Marco Emilio Tapasco Gañán y María Isabel Aricapa Gañán, le inculcaron el valor de la resistencia y la importancia de la educación como herramienta de cambio.En su juventud,comprendió que el conocimiento debía ser compartido. Cursó dos años de bachillerato en el Colegio de Varones de Riosucio, hoy Institución Educativa Los Fundadores, antes de iniciar su vida laboral como maestro de escuela en Balboa, Risaralda. La educación fue su primera trinchera de lucha, pero pronto entendió que su papel en la historia de su pueblo iba mucho más allá de las aulas.

La voz de un líder en las ondas de la radio

Entre 1968 y 1972, Silvio Tapasco se vinculó al programa de acción cultural popular de Radio Sutatenza, una iniciativa que utilizaba la radio como una herramienta educativa para las comunidades rurales. «Las palabras pueden ser tan poderosas como las armas, y más duraderas que las fronteras», decía Gabriel García Márquez.  Tapasco Aricapa entendió ese poder y lo usó para educar, organizar y fortalecer la identidad indígena.

A través de la radio, habló de cooperativismo, acción comunal y organización campesina. Se vinculó a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) en 1972, participando activamente en la movilización rural de la época. No se trataba solo de hablar; era una apuesta para que la  comunidad se reconociera a sí misma y entendiera que tenía que defender sus derechos.

En la década de 1980, mientras los movimientos indígenas cobraban fuerza en el país, el mayor Silvio y otros líderes emprendieron la tarea de revivir el Cabildo de San Lorenzo. «Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla», escribió Eduardo Galeano, y Tapasco  sabía que recuperar el resguardo era recuperar la historia y el futuro de su comunidad.

En 1984, se logró restablecer el Cabildo de San Lorenzo, aunque inicialmente bajo la dependencia del Cabildo de Nuestra Señora Candelaria deLa Montaña. Un año después, en 1985, San Lorenzo obtuvo su autonomía y  Silvio fue elegido su primer Gobernador, cargo que ocuparía nuevamente en 1986 y 1995. Su liderazgo trascendió las fronteras locales: fue fiscal de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) en 1983 y representó a la ANUC en instancias nacionales e internacionales.

El mayor Silvio no solo fue un líder social; también fue un guardián de la memoria. Escribió textos fundamentales para la historia de su pueblo; Reseña histórica de mi pueblo,Resguardo Indígena de San Lorenzo, Pervivencia del Pueblo Emberá de Riosucio Caldas y Mitos y leyendas del Resguardo Indígena de San Lorenzo. En sus páginas dejó el testimonio de una lucha que no termina, de una identidad que sigue resistiendo.

El mayor Silvio Tapasco Aricapa dejó este plano terrenal el pasado 19 de febrero de 2025, para reencontrarse con sus ancestros y continuar su camino en el universo espiritual. Su partida marca el final de una vida tejida con sabiduría, lucha y profunda conexión con su comunidad. Queda su legado en la memoria del resguardo, en las voces que aún resuenan en las montañas, en los libros que escribió y en las generaciones que inspiró. Así, su historia se transforma en semilla, en guía y en fuego que sigue encendido en el corazón del Resguardo indígena de San Lorenzo.

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