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Resonancias del barrio desde la media torta

Redacción Revista Alternativa

Fotos por: Juan David Rivera y Giovanni Gálvez

Este 11 de enero desde la una de la tarde, en el espacio de la media torta de Chipre se reunieron esos luchadores y luchadoras de nacimiento o por formación que con su sabiduría de la Calle y del barrio, junto con ese espíritu terco que se niega a marchitarse y desfallecer que hace de esos combates cotidianos en ambientes asfixiantes el testimonio de un individuo enfrentado a contextos de marginación y violencia para mostrar su cultura, su arte, sus vivencias.

Actos políticos de resistencia, poesía que brota como las flores entre las hendiduras del concreto, las grietas del abandono estatal y de la delincuencia organizada; una serie de voces que se sobreponen a la pulsión de la aniquilación mutua en medio de conflictos urbanos y locales; artistas y activistas que mediante su gestión fortalecen un precarizado tejido social y ofrecen a las juventudes una vía alterna a las grises sendas que las instituciones les designan como destino y que se ha cristalizado como esa subcultura tan propia de los barrios populares, el hip-hop.

El evento, que llevó por nombre Hip hop café y feria, reunió artistas locales, nacionales e internacionales de la escena del rap, aparte de involucrar otras disciplinas de la cultura hip hop como el graffiti y el breakdance. A lo largo de la tarde el escenario estuvo alternando entre los gallos, los b-boys y las b-girls y los MC´s, amalgamando las experiencias del entretenimiento competitivo con las crónicas urbanas y la sabiduría callejera. Su escenario en un inicio despoblado se fue llenando con el correr de las horas, en las que aumentaba la dificultad de las competencias, especialmente la competencia de breakdance, dividida en tres categorías: Menores, Open style y Breaker adulto abierto mixto, que contó con la participación de bailarines de todo el país y en la que el B-boy Predator, de Cartago, se llevó los laureles.

La batalla de gallos estuvo siempre armonizada por uno que otro putazo entre los participantes, ganarse los duelos a punta de rimas arrancadas desde el alma a su rival era conseguir el honor y dejar boquiabiertos a los asistentes que escuchaban atónitos las verdades exageradas en segundos, un contexto que confundiría a cualquiera que no siguiera el tema con el que se lanzaban improperios de lado y lado y que era dado por el animador; que podía ser desde un objeto, una frase o una persona famosa, cualquier cosa con la que los artistas de las rimas pudieran trabajar; los aplausos y silbidos del público fueron su mayor premio por participar; de allí que el premio al mejor pasara a un segundo plano para los participantes, no sin decirse antes que no importaban las medallas sino el estar en el escenario.

Las habilidades vocales de MC´s de la ciudad como Sub Zero, con su ensamble de bailarines y puesta en escena teatral, o como la del hermano venezolano Zen P, quien evidencia arduos devenires vitales y testimonia esa perseverancia y lucha por la vida cerraron la noche con un público mucho más numeroso que el de la tarde.

El puño y la frente, siempre en alto. El poder de la comunidad, la lealtad entre esos hermanos que la vida nos permitió escoger, el valor para resistirse y la fuerza para nunca hincar la rodilla; luchas, combates y rivalidades en estos espacios en los que priman la fraternidad, los valores y las buenas energías son el tipo de espacios que seguimos necesitando en esta ciudad y por el que muchos colectivos siguen trabajando, entre ellos quienes hicieron parte de la organización del evento y a quienes les debemos tanto agradecimiento por continuar luchando por la permanencia de estos espacios en nuestra Feria Alternativa.

Este evento ha podido demostrar que la cultura hip hop en Manizales viene en aumento y se suma a varios festivales que se realizan anualmente en la ciudad, todos ellos partiendo del respeto hacia el otro, sus gustos, su vida, su forma de afrontar la realidad, acompañado con camaradería y colores por doquier, rimas crudas y uno que otro grafiti. El hip hop está más vivo que nunca y se posiciona entre las personas jóvenes como una cultura alternativa para poder expresar sus pensamientos, sus obras, su barrio o su parche, mientras las generaciones pasadas, la vieja guardia, pueden ver cómo lo que empezó como un juego de rimas y bailes en las esquinas de barrios populares, es ahora respetado sin estigmas por parte de la sociedad y se gana año a año, pulso a pulso y rima a rima un poderoso lugar dentro de la cultura de la ciudad.

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