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Verde le cambia el color a la historia sombría de Colombia

Verde sale de la selva para tomarse la ciudad de Manizales. Desde una mirada humanizante, ética y estética, el fotógrafo Federico Ríos expone una década marcada por la guerra, la esperanza, el cambio y un intento de paz. 

Texto: Tatiana Guerrero

Fotografías: Juan Carlos Hómez

Por estos días el  Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona se pierde en la vasta selva, que en el pasado sirvió de trinchera para la guerrilla de las Farc.

Una serie de fotografías que componen el libro Verde, del reconocido fotorreportero  Federico Ríos, se exponen en esta sede de la Universidad de Caldas. Las imágenes retratan la otra cara de la guerrilla que en el 2017 entregó las armas para reincorporarse a la vida civil.

“Federico Rios Escobar ha recorrido Colombia como pocos. Su conocimiento del país periférico, de sus selvas y de los parajes remotos viene de su rigor periodístico e investigativo sino de su talento y búsqueda artística permanente. El compromiso para fotografiar las historias de las personas y comunidades que habitan en zonas generalmente olvidadas por el Estado y por la sociedad, lo ha llevado a lugares que únicamente pueden ser encontrados en el mapa dibujado por su esposa, Estefanía González”, escribió Santiago Escobar , curador y editor del libro. 

En un pequeño recorrido los espectadores podrán sumergirse en el corazón de la selva y recorrer en pocos minutos más de 10 años de periplos, temores y misterios. 

La cotidianidad, la convivencia, las intimidades, los miedos y sueños de cientos de uniformados se entremezclan para reafirmarle al mundo de afuera, que siempre estuvo expuesto a contenidos de guerra, que las Farc también eran seres de carne y hueso, con otros destinos y privilegios. 

Escobar señala: “La historia de las FARC estuvo siempre acompañada por imágenes de guerra y desolación: retratos de soldados mutilados, de víctimas que lloraban a sus muertos y pruebas de supervivencia de personas secuestradas que los altos mandos enviaban a sus familiares”. 

Agrega: “Esa fue la representación que tuvimos las personas que vivimos en la ciudad, a través de la televisión y los periódicos, que nos hizo desconocer la otra parte de la realidad: la de los territorios más alejados de las grandes urbes, que es justamente el punto de partida desde el que VERDE aporta a la construcción de la verdad y la memoria histórica”. 

Entre la esperanza y la tragedia 

La exhibición está fragmentada en varios capítulos que responden a distintos momentos, algunos de ellos marcaron la historia del país. 

En la sala de exposiciones, del cuarto piso, reposan fotografías de rostros azuzados por el temor y la incertidumbre, pero también envueltos en la esperanza por la tierra prometida. Los uniformados están llenos de ilusiones que trae la paz,  mientras comparten en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación y sus intimidades se develan en sus habitaciones, cocinas, pasillos y objetos. También hay espacio para las caras tristes y desoladas que dejó aquel capítulo sombrío que vivió el país: la victoria del No en el plebiscito por la paz del 2016. 

En las paredes también cuelgan las fotos del expresidente Juan Manuel Santos y de Rodrigo Londoño; último comandante de las extintas Farc,  la entrega de armas, el retorno a la vida civil y para cerrar, Vanesa, una exguerrillera, con su hija Manuela en brazos. 

En los espejos de agua del Centro Cultural sobresalen unas gigantografías que detallan la cotidianidad de la guerra: los enfrentamientos, combatientes armados, las grietas, la destrucción, marchas nocturnas, que denotan cierta cercanía con la muerte. 

Sin embargo, ante tanta oscuridad se antepone un nuevo renacer y una dosis de humanidad: Jóvenes uniformados, esta vez para jugar un partido de fútbol, abrazos y reencuentros, animales, relaciones interpersonales y un grupo de personas posando frente a una cámara. 

¿Qué encontramos en Verde?

Verde es uno de los hijos más preciados del manizaleño y también fotorreportero del New York Times, Federico Ríos. 

Esta recopilación de 350 fotografías son fruto de la inmersión del fotógrafo en las selvas y montañas colombianas, que fueron ocupadas por las antiguas Farc. El libro es una especie de viaje de una década, que inicia en el 2010, y que retrata la vida de los exguerrilleros antes de que resonara el tan anhelado acuerdo de paz  y la transición hacia el mismo. 

“Cada foto de este libro es una ausencia. Cada viaje fue un salto hacia la incertidumbre: contactos clandestinos, mensajes en clave, lugares sin nombre ni mapa, travesías eternas en canoa, en moto, en mula y a pie. Días de divagar por las montañas y los ríos de Colombia. Las condiciones que motivaron el origen de esta guerrilla no se han resuelto; muchas regiones siguen abandonadas y no hay respuesta estatal a temas básicos como salud, educación, vivienda, tierras, medio ambiente y sostenibilidad”, resalta Federico. 

Alejandro Gavirira, actual ministro de Educación y prologuista del fotolibro, concluye lo siguiente: “El futuro de Colombia radica en hacer realidad una narrativa esperanzadora, una triple superposición: la conservación de la biodiversidad, la celebración de nuestra diversidad cultural y la inclusión pacífica de millones de habitantes de nuestras zonas más apartadas. Este libro, creo yo, es sobre todo una advertencia acerca de la necesidad de no renunciar a esa esperanza, a esa historia por construir”.

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