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Una marca que rompe los estereotipos con el empoderamiento femenino

Texto por: Valentina Santos

Fotos cortesía Vanilla Sky

Alejandra Espitia nació en Manizales Caldas, pero se crió la mayor parte de su vida en Fresno, Tolima. Para ella, vestirse es una necesidad básica de todos los seres humanos, independientemente de lo que combinen, de que esté a la moda y de que sean o no fashionistas. De ahí surgió ese gusto por la moda.

Espitia cuenta que lo suyo eran los negocios, así que comenzó a estudiar negocios internacionales, una carrera de la cual ha implementado sus conocimientos para su empresa: Vanilla Sky, una idea de negocio que surgió en una clase de emprendimiento.

«Vanilla Sky invita a atrevernos a ser diferentes, a ser nosotras mismas, a ser auténticas y a ser personas reales».

Su emprendimiento siempre lo vio como algo virtual, por esta razón quiso crear un negocio online. La marca lleva dos años en el mercado y ha sido un proceso completamente orgánico, llegando a la gente poco a poco y mostrándoles uno a uno su proyecto.

El nombre surgió a partir de una película estadounidense de drama y suspenso psicológico de Cameron Crowe. «El mensaje que a mí me quedó de la película es que no existe el sueño lúcido, es decir, no existe la vida perfecta. Los seres humanos nos hemos pasado la vida pensando en el pasado y en el futuro, cuando realmente estos tiempos solo existen en el lenguaje, ya que siempre estaremos en el presente», menciona Espitia y agrega que, si se analiza, esta es la forma en la que  normalmente se visualiza la vida, los sueños y uno mismo: «siendo perfecto».

Alejandra explica que cuando habla de ‘inclusión’ en la marca, significa que la moda es para cualquier mujer, asimismo, señala que para que una mujer entienda eso, tiene que atreverse a liberar esas cargas sociales y esos estereotipos que la sociedad, el mundo y el comercio todo el tiempo están imponiendo.

«Vanilla sky es un chica vintage o clásica, que se pone lo que se le da la gana».

La marca lleva algunas tendencias, que traen consigo ciertos mensajes  y tiene un  estilo, sin embargo, el propósito de esta no es vender ese estilo, pues su fin no es crear una moda sino algo con lo que se sientan identificadas las mujeres. «Cuando uno se siente identificado con una prenda es completamente diferente, uno se siente más segura, más empoderada, refleja más lo que es como persona y no lo que la sociedad implanta».

«Yo siempre he dicho: “compras conscientes, ventas conscientes”, no solamente vender por vender, sino que al hacerlo la persona se sienta identificada con la prenda»,

La marca también busca ayudar de cierta forma al medio ambiente y lo hace por medio de una campaña ecológica que consiste en alargar la vida útil de algunos productos. Trabajan con algunas mujeres que tejen, realizando correas y bolsos con anillos de enlatados de cerveza o gaseosa.  «Le decimos a los clientes que por cien anillos de lata que nos regalen, les damos 10% de descuento o más según la cantidad, para así incentivar el reciclaje», enfatiza Alejandra.

«La industria textil es atroz, la moda realmente crea carencias, inseguridades  y yo decía, “no quiero seguir alimentando eso, a mí que me muestren personas reales, personas que son como son”», destaca Alejandra. 

Atrévete a ser diferente

Atrévete a ser diferente fue una campaña que se generó para motivar a las chicas a ser diferentes, a comprender que  la vida va más allá que seguir lo que dicta la sociedad. «Nace cuando me di cuenta que en mi universidad había niñas que empezaron con desórdenes alimenticios, que eran muy cercanas a mí. Queremos encajar, seguir un estereotipo, y en esa búsqueda de la aceptación no nos damos cuenta de lo que estamos sacrificando». Para Alejandra no es lógico que una mujer afecte su salud por estar más delgada, afirma que «hay otros métodos, estar saludable y conformes, y lo primero es reconocerse».

“Hay que ser consciente de que todo está perfecto, seas gorda, seas flaca, todo está perfecto”.

La campaña se difundió en redes con un trabajo de expectativa y se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Manizales. Allí reunieron a distintas mujeres, y hablaban de cómo se sentían como mujeres, transmitiendo mensajes positivos y de aliento, diciendo palabras de apoyo como «yo te comprendo», «no estás sola», «puedes contar conmigo». Esta campaña la complementaron con camisetas, en las que decían algunas frases como: «soy edición limitada», «me quiero», y las medidas «90-60-90» tachadas.       

Alejandra considera que es muy importante generar conciencia de ese comercio abusivo que crea carencias e inseguridades y ser uno mismo, empezando a ver la vida de una manera diferente y diciendo «estoy bien como estoy».

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